La primitiva ermita se reedificó y agrandó en 1678 gracias a la contribución del obispo Bartolomé García Jiménez y de los vecinos; años más tarde, una nueva aportación de los vecinos y de la mitra permitió elevar la techumbre del templo. Los 35 metros de largo de la única nave del templo, lo convierten en el más largo de una sola nave que hay en la isla, mientras el ancho es de 9 metros.
En cuanto a su estilo podemos decir que entra dentro de la tipología canaria del momento en que fue construido, muy rico porque Iglesia del Rosarioen él encontramos la mezcla de otros estilos como la teja árabe o el artesonado mudéjar. Se distinguen dos partes: el presbiterio, que es la parte más antigua, y la nave, construida a finales del siglo XVII, que va desde el arco hasta los pies del templo, donde se levanta el coro.
La parroquia está dedicada a la imagen de la Virgen del Rosario, que es uno de los tesoros artísticos del patrimonio insular de arte flamenco del siglo XVI. Se trata de una talla proveniente de Flandes y emparentada con otra del mismo nombre que se halla en San Andrés, siendo probable que las dos hayan salido del mismo taller.