Carta de los vecinos de Barlovento al Señor Obispo
En Barlovento y los municipios vecinos arropamos a nuestro párroco don Rubén. Hace unos días, nos enterábamos que el Obispo de nuestra Diócesis don Bernardo Álvarez Afonso, pretendía llevarse, y bastante lejos, a nuestro queridísimo cura don Rubén. La noticia generaba un enorme descontento en toda la Isla, fundamentalmente en Barlovento y en Garafía, donde casi pasados tres años de su traslado, aún sigue oficiando en algunos de sus barrios. Esta desazón continúa expandiéndose como la pólvora.
La opinión general reconoce en el sacerdote una muy buena aunque inacabada labor, por lo que considera que el momento de su traslado aún no debería llegar. También nos anima a estar con él por todo lo que nos aporta, haciendo cuánto esté a nuestro alcance para que pueda seguir aquí, donde lo percibimos como un cura muy comprometido con nuestras personas mayores, nuestros jóvenes,…y con todos nosotros.
Don Rubén Gallego del Pozo nos comparte su alegría de vivir en la fe cristiana, su gran vocación y absoluto respeto a Dios, lo que comprobamos al ver cómo trabaja por las parroquias a su cargo, las cuales, a su vez, distan bastante entre sí y, gracias a su especial don de convocatoria, los templos se llenan durante sus eucaristías. Además, don Rubén atiende a las personas que lo precisan, visitándolas, escuchándolas y ayudándoles en todo lo que puede.
Todo parece indicar que algo malintencionado se le habría hecho llegar a don Bernardo, para que éste se haya planteado tomar una decisión tan drástica en contra de don Rubén y, por extensión, en contra de sus feligreses. Él sabe lo contenta que está la gente de Barlovento con don Rubén, y también la de Garafía, Puntagorda y Tijarafe, donde fue vicario. Y es un hecho constatado que, en cualquier punto de la Palma, se reconoce el buen hacer del párroco, pues ha participado en un amplio número de eventos religiosos y sociales por toda la Isla, compartiendo sus buenos consejos, su generosidad y unos ejemplares hábitos saludables.
Deseamos enormemente que permanezca en nuestra isla de La Palma, para que sus habitantes podamos continuar gozando de sus excelencias como sacerdote. Pero hay más, y es que quienes hemos tenido la oportunidad de tratarle en su día a día, vemos en este presbítero a un ser humano especialmente amable y humilde. Nadie hay que pueda esgrimir un relato contrario a su compromiso con la Doctrina Cristiana.
Muy cercano, como se nos ha dicho siempre que corresponde a los hombres de Dios, a los escogidos para difundir su mensaje, un vecino plenamente integrado en nuestra comunidad, de trato amable, sencillo, afable, respetuoso, predicador con su propio ejemplo, que pide perdón cuando se equivoca, que aparece donde y cuando se le necesita, hombre cumplidor donde los haya, y mucho, mucho más, un ejemplo de vida, una bendición que llegó a nuestro municipio aún no hace tres años, demasiado poco porque su calidad humana nos tiene que seguir sorprendiendo. No podemos perder a alguien tan valioso en tan escaso tiempo.
Deseamos que el Excmo. y Rvdmo. Sr. Obispo de nuestra Diócesis Nivariense, don Bernardo Álvarez Afonso, reflexione sobre este asunto tan crucial para todos, y corone estas agitadas jornadas de clamor popular, ordenando, como es su potestad, que nuestro estimado presbítero pueda continuar su labor pastoral en este norte palmero, lo que desbordará de copiosa alegría a todos los feligreses aumentando las ganas de participar en la vida parroquial y convirtiendo la jornada de las confirmaciones en Barlovento en un gozoso día de indulgencia, de encuentro y de amor fraterno.
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